viernes, 29 de enero de 2010

El género histórico-esotérico



El thriller histórico-esotérico, género ya bicentenario, conoció su máxima popularidad con la cuarta novela del hasta entonces desconocido (como escritor y como cantante) Dan Brown.
El efecto tsunami de la trilogía Robert Langdon (trilogía hasta la fecha, ya que Brown amenaza con sacar otras doce más en los próximos años) ha sido tal que muchos periodistas le atribuyen la paternidad de un género que ha inundado, con cientos de retoños (no exageramos), las librerías de nuestra Aldea Global.
Muchos otros objetan la precedencia de otro best-seller relativamente reciente (a escala de la milenaria historia literaria, se entiende), el grandioso Péndulo de Foucault de Umberto Eco.
Los más avezados se retrotraen aún más en el pasado, aludiendo a clásicos un tanto olvidados como las obras (en su momento tan populares como hoy las de Langdon) de Dennis Wheatley, y muy especialmente su The Devil Rides Out que gozó, para más inri, de una magnífica adaptación cinematográfica de la Hammer con el inmortal duo de Peter Cushing y Christopher Lee.
Pero pocos saben que el nacimiento del género se sitúa dos siglos antes, a finales del siglo XVIII, en aras de la revolución gótica. Best-sellers como los Misterios Horrendos de Karl Grosse o Der Geisterseher (El que ve fantasmas) del propio Friedrich Schiller anunciaron lo que bien puede ser la obra maestra del género (sin reducirse a éste), el Manuscrito encontrado en Zaragoza del inefable polaco universal Jan Potocki.
La novela de complot ha sido vista por los pocos erutidos que se han interesado en ella como mero retoño de la novela gótica (hipergénero del que saldrían, como sabemos, tanto la moderna novela de terror como la tradición de la novela policiaca y del thriller).
Sin embargo este género tuvo, desde un principio, características propias que hoy vuelven a relucir en las estanterías. Una es la relativa desconfianza hacia lo abiertamente sobrenatural combinada con una fascinación absoluta por las sociedades secretas y lo esotérico entendido como fenómeno humano, demasiado humano.
Otra es el interés por la Historia Secreta, todo lo que se esconde tras los acontecimientos "exotéricos" de la Historia Oficial. De raíz enciclopédica, la novela de complot desvela aspectos ocultos desde tiempos inmemoriales.
Fascinado por el cosmopolitismo ilustrado, el género transita asimismo por amplias extensiones geográficas que hacen eco a los vagabundajes por distintas épocas históricas.
A esto se añade la estructura de la doble caza, caza del, la o los protagonistas por parte de las sociedades secretas de turno y caza de estas sociedades por sus propias presas.
Un doble juego vertiginoso que, con la proliferación de personajes secundarios y subtramas se convierte en una espiral barroca de falsas identidades y golpes de teatro.

Encontraréis varias de estas fascinantes características en LOS CIRCULOS, claro homenaje a sus remotos ancestros así como actualización a veces sorprendente de antiguos demonios hoy más presentes que nunca...

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