miércoles, 27 de enero de 2010

Extracto

“- Querida- intervino Arthur Machen, contemplando las llamas devorar la madera- yo diría que como muchos otros escritores, especialmente aquellos dados a lo oculto u prohibido, parece usted sufrir lo que los especialistas denominan… enfermedad de Lasègue.
- ¡Arthur! Eres un desalmado…- protestó su mujer.
- Amy, querida. Nada de todo lo que nos está contando ha aparecido en los periódicos… Un tiroteo en Mansion House… Cualquier chupatintas se volvería loco con ese titular…
- Hay ciertas cosas que, por el bien del Imperio, permanecen ocultas- objetó, vaciando su pipa, Waite.
- Tienen que creerme…
- Esa historia de los Libros… y sus investigaciones sobre nuestra tan querida metempsicosis… me resultan algo familiar- prosiguió el editor.
- ¿Cómo es eso?- indagó Machen.
- Hay una tradición… más bien una leyenda, entre ciertos círculos ocultistas… Desde hace más de tres siglos (y algunos afirman que desde mucho tiempo atrás) distintas camarillas de bibliófilos han estado buscando un supuesto… Libro de las Reencarnaciones.
Las llamas de la chimenea crepitaban discretamente, puntuando la extraña plática.
- Al parecer existiría un Libro donde se explican detalladamente las distintas Leyes de la Reencarnación, haciendo posible descubrir no sólo las vidas anteriores de sus lectores presentes sino también el curso de sus existencias futuras…
- Eso es imposible…- soltó Florence.
Waite sonrió.
- Depende cómo se mire. Creo que ya está usted familiarizada con ciertas teorías al respecto…
- Sí, pero de ahí a… Un libro así sería imposible.
- ¿Cómo puede estar tan segura?
- Harían falta… miles de volúmenes para contener todas esas existencias…
- Está usted pensando en un modelo… enciclopédico. ¿Se le ha ocurrido que tal vez pueda tener la forma, mucho más… compacta, de unas simples tablas matemáticas?
- Pero las matemáticas…
- El libro de la Vida- murmuró Machen, absorto en su contemplación de las llamas.
- ¿Cómo?
- ¿Conoce la leyenda bíblica del Libro de la Vida?
- Algo… creo…
- El Sefer a Chaim… El pergamino donde Dios inscribe el nombre y la vida de los Justos… Exodo, treinta y uno, versículo 32… “Y todo aquel que no sea encontrado en el Libro de la Vida será arrojado al lago de fuego…” Apocalipsis, 20, versículo 15.
- Uno de los puntos teológicos menos tratados por la tradición exegética- asintió Waite- incluso se podría decir que sospechosamente ausente de los grandes tratados patrísticos… Jamás se me había ocurrido ese paralelismo, Arthur.
Se hizo un dramático silencio, sólo interrumpido por el crujir ígneo.
- ¿Sabían que según ciertas escrituras dicho Libro le fue encomendado al propio Diablo por Dios?
- Una idea bastante extraña… El destino de los Justos en manos del Maligno…
- Como en la vida misma ¿no creen?”

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